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Entrevista a Ernesto Cavour: la vida, la música, el charango.

Charango.it se enorgullece de presentar al público italiano un documento único, de gran valor para quienes se dedican al charango y a la música andina.

La vida

El maestro Ernesto Cavour Aramayo, a quien tuvimos el placer de conocer en su museo de instrumentos musicales de La Paz, es universalmente reconocido por ser el decano de muchos charanguistas, así como uno de los más grandes intérpretes de referencia para este instrumento. Un hombre cuya pasión por este instrumento está testimoniada por la gran variedad de experiencias que han contribuido a moldear el sonido del charango tal como lo entendemos hoy en día. Primero como miembro de uno de los grupos más relevantes de todo el arco andino, Los Jairas, luego como solista, como compositor, como constructor y finalmente como incansable investigador del patrimonio cultural ligado al instrumento y a los repertorios tradicionales bolivianos. Esta pasión lo ha llevado a poseer una gran cantidad de instrumentos, documentos y testimonios que le han permitido producir algunos de los pocos textos que tratan de manera profunda la cultura del instrumento. El más importante es ciertamente El Charango. Su Vida, costumbres y desventuras.

Virtuoso e irónico, el sonido del charango de Ernesto Cavour se reconoce de inmediato. La belleza de algunos de sus temas, ahora convertidos en clásicos, testimonia la bondad de su trabajo que, hoy en día, parece pionero y quizás solo superado en mérito por el de Mauro Nuñez.

Nacido el 9 de abril de 1940 en La Paz, Cavour es un músico completamente autodidacta. En 1962 funda el Museo de Instrumentos Musicales Bolivianos en La Paz y en 1966 funda Los Jairas y el trío Domiguez, Favre, Cavour.

Imágenes de otra época

La siguiente entrevista cuenta sobre todo su experiencia con el charango en su juventud. Algunos detalles serán difíciles de comprender para los no iniciados y sobre todo para los no bolivianos. En particular, es de extremo interés la descripción que nos hace de la realidad rural en la que, como músico, se encontraba trabajando para el gobierno.
La descripción de «cientos de charanguistas que caminaban tocando por la calle» en las vastas tierras altiplánicas es de gran efecto y de gran valor documental. Nos describe un mundo ya desaparecido en el que los pastores y los campesinos, al gobernar los rebaños y al viajar a lomo de burro, tocaban el charango según temas y ritmos particulares. Uno de estos, que él cita aquí, es el llamado Burru Kjatinas.

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¡Que lo disfrutes!